El portal Diario Sobre Diario le rinde hoy homenaje al periodista Julio Nudler a seis años de su muerte con una irónica ucronía que recuerda el vergonzoso hecho de censura del año 2004 cuando los editores de Página 12 se negaron a publicar un artículo crítico al entonces jefe de Gabinete Alberto Fernández y al Síndico General Claudio Moroni. 
Sumándonos al recuerdo de aquellos viejos tiempos de sosiego massmediático, publicamos una columna del periódico La   Verdad Obrera  de noviembre de 2004. El corto artículo reflexiona acerca de los  límites de la libertad de prensa en los marcos del sistema capitalista,  todo un adelanto acerca de los límites propios de la ley de medios.
Censura en Página/12
Fecha: Viernes 12 de noviembre de 2004
Días  atrás, un artículo del periodista de economía de Página/12 Julio Nudler,  fue censurada por el director del diario. El periodista denunciaba  hechos de corrupción que involucraban al actual jefe de Gabinete y al  recientemente nombrado Síndico General de la Nación, cuando ambos eran,  oportunamente, Superintendentes de Seguros.
Después  de que Nudler denunciara públicamente este acto de censura, Ernesto  Tiffenberg, director del matutino afín al actual gobierno (y propiedad  de Clarín), publicó un editorial “ensuciando” al periodista. Ese mismo  día una asamblea de los trabajadores de prensa de Página/12 emitió un  comunicado repudiando estos dichos y respaldando al periodista.
Posteriormente,  la Unión de Trabajadores de Prensa de Buenos Aires (Utpba) y el Foro  del Periodismo Argentino (FOPEA) también rechazaron la censura; sin  embargo, la Asociación para la Defensa del Periodismo Independiente  (PERIODISTAS), integrada por “grandes ejemplares” del periodismo  vernáculo, –y, aparentemente, con gran preeminencia de Horacio Verbitsky  (que se escribe con K) a la hora de tomar posiciones–, emitió un  comunicado en contrario consignando que el hecho “no constituyó un  episodio de censura, sino que se encuadra en la dinámica de las  habituales relaciones entre un periodista y su editor.”. Esto último  originó la renuncia a dicha asociación de por lo menos nueve de sus  integrantes.
Se  abrió entonces un amplio debate acerca de la libertad de prensa y de  las presiones que los gobiernos ejercen sobre los medios de  comunicación, sean estas directas o a través de las publicidades  oficiales.
¿Existe la libertad de prensa?, así, a secas, ¿o lo que hay es libertad de prensa capitalista?
¿Quiénes  tienen la libertad de expresar sus ideas masivamente? Los periódicos  –por ejemplo– son un negocio, una gran y multimillonaria industria  capitalista. Hoy día, los únicos con posibilidades de ejercerla son  quienes poseen el papel, las imprentas, el trabajo de los periodistas...
¿Pudo  el periodista profesional Julio Nudler denunciar los negociados de las  compañías aseguradoras pertenecientes a los grandes bancos? No, no pudo,  porque los dueños de Página/12, cuyos intereses –que son los mismos del  gobierno de Kirchner–: salvaguardar el capital para el cual trabajan,  así no lo quisieron.
Lenin  dijo: “Los capitalistas llaman libertad de prensa a la libertad de los  ricos para sobornar a la prensa, a la libertad de utilizar su riqueza  para fabricar y falsear la llamada opinión pública”.
Una  verdadera libertad de prensa, entonces, sólo puede comenzar luchando  por liberar a la prensa de la explotación capitalista. Como decía Marx:  “La primera libertad para la prensa consiste en no ser una industria”.
Mientras  las discusiones sobre la censura no apunten a cuestionar la propiedad  privada de los medios de comunicación, será difícil encontrar el camino  de esta lucha. Mientras tanto, los trabajadores, su historia y sus  luchas presentes seguirán siendo los verdaderos “censurados” de esta  prensa, donde sólo puede opinar “libremente” aquel que no cuestione una  sociedad basada en la explotación y la opresión de millones de seres  humanos por un puñado de capitalistas.


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