En los últimos días los informes de 678 mostraban el despliegue de “globos de colores”  del PRO como una estrategia comunicacional ideada por el publicista  Durán Barba y destinada a ocultar las políticas derechistas y los  personajes nefastos como Duhalde, el momo Venegas y Barrionuevo.
 ¿Qué diferencia hay entre los “globos de colores” de Durán Barba y el “club de la buena onda” de Diego Gvirtz?
Ninguna. Estratégicamente hablando no hay ninguna diferencia, las dos están destinadas a mostrar la cara feliz  de la política mientras se ocultan y distorsionan los aspectos  derechistas y represores de los políticos patronales, llámense estos PRO o Frente Para la Victoria. Si  existen diferencias entre ambos despliegues comunicacionales no está en  las formas sino en los resultados, pues sin duda la estrategia  mediática del kirchnerismo es mucho mas efectiva ya que este gobierno, que es por escándalo el gobierno más represor desde la dictadura a esta parte (de los más de 3000 casos de gatillo fácil desde 1983, mas de 1600 se produjeron durante los gobiernos kirchneristas, y ya son más de 4000 los luchadores obreros y populares procesados), es presentado como “el gobierno que no reprime” y esa mentira construida tiene una amplia aceptación en el imaginario social.678 es cómplice de esta represión
  
En ocasión de otras  represiones kirchneristas, como las de Mariano Ferreira, los Qom o Villa  Soldati nos hemos referidos al patetico rol que han jugado los  panelistas de 678 (ver acá, acá, acá, acá, acá y acá).  Más allá de la incomodidad notoria de estos pseudos-progresistas que  toleran el asesinato de luchadores y trabajadores con tal de “defender  el modelo”, en tales ocasiones parecía ser claro que su obsecuencia  tenía el límite formal de la muerte. Ayer,  estos publicistas del “gobierno de los DDHH” han cruzado ese limite: no  dijeron ni una sola palabra de la represión en Jujúy que ya se llevó la  vida de tres compañeros y dejó un tendal de heridos, muchos de ellos en grave estado y entre quienes se encuentran varios niños. Su abierta obsecuencia pasó a ser una conciente complicidad.  Tal descaro tuvieron que al inicio del programa bromeaban acerca de la  ausencia de dos panelistas diciendo algo así como que se “habían  escapado” silenciando socarronamente cual era el motivo de dicha fuga. Ayer esta alianza entre el empresariado y el Estado represor volvió a asesinar al pueblo trabajador. Como se atrevió a decir Adriana Meyer en el oficialista Página 12, los hechos demuestran que entre el apagón de Ledesma, ocurrido hace exactamente 35 años, y el 2011 kirchnerista “poco o nada cambió”.

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